El rostro de piedra

Si me quitan la máscara, debajo encontrarán una careta.»

Desde hace mucho antes, en alguna temporalidad perdida, antes de nacer, nos encontramos con un sendero marcado, lleno de mierda y de sustancias toxicoestupefaciensocilógicas  llenando nuestras mentes de furúnculos que explotan para hacernos notar (o no) que la Poesía no es otra cosa que una puta mal follada (y casi virgen).

Y que mientras las piedras
y los escupitajos
y los vergazos
propiciados por una especie extraterrestre de vida más allá de la ventana, que repta
y caga
y folla
y dormita
y reclama por todo aquello en lo que acaba de vomitar
y que después de todo, las flechas
y las lanzas
y los golpes de puños enfundados en cotas de malla
y el rostro que creíamos nuestro se mofa de nosotros en los charcos formados por los gargajos en aquella esquina perdida de Betelgeuse donde tu amigo el chinguiristense se murió de una sobredosis de concha y saliva, pero resulta que tenía que olvidara todos los velorios ocurridos en la pista de aterrizaje de los ricachos pendejos
y que más que dar la otra mejilla para el vergazo siguiente, tiene que rodar por el lodo como cerdo reencarnado
y encontrarse con el hecho que la mujer que te ama folla incansablemente con un ser que luce remotamente como el gemelo mayor que perdió su mente hace dos eones
y que sin importar que cuantas veces te hayas follado al mundo (con y sin su consentimiento) nunca fue tan placentero que como ese beso que te dio a escondidas de sus padres curuchupas
y que cada dos veces de dos, tienes que volver a subirte los pantalones porque resulta que ella volvió a llamarte mientras te masturbabas con la imagen de la ocasión en que te lo chupó seco en media calle, pero no importa porque mientras tú hablas de ella, ella se tiró a media cuadrilla de sargentos bastardos del ejército recalcitrante que estaba escondido debajo de su cama
y que la máscara que elegiste después de reencarnarte en ti mismo se ha transformado en mi rostro
y que la mirada melancólica que la que ves al paisaje hace que el mundo se cague de risa
y te preguntes donde va a ser la próxima función
y
y
y
rostro de piedra